A la vista de lujuriosos duendes
extraviados sobre los peligrosos ardientes
Al agotamiento los cuerpos pegados
movimientos de ácido olor en androides simulados
adalid de visibles despojos
en el extenso mar de ojos
Son los navegantes del triste mar azul
rimando tragedias sus iris rojos
en una atmósfera de tristezas inmensas
Al sueño de los lejanos
no dejar a solas a los ufanos
vuestra respiración, sin contestación
marchitadas olas
de óxido tallado
entre las negras amapolas
entre ansiedades y vagas abundancias
demonios arrojando sus decimales al viento
Hay odio acústico en los espacios violentos
helado lugar que me dedico
¿Quién soy? el pensamiento fallido de una flor secuestrada
en el fondo olvidado de olvidadas penumbras, mi pregunta
una ausencia del canto prendido en mi enamorada garganta
Así es la vida encerrada entre la vereda de los sentidos
¡Yo sé de dónde vengo!
Entre raíces del éter me persigo, anónimos detalles,
No deseo perderme en esa triste imagen ausentada de flores
Os veo diferentes
sin el halo de pureza que recorría vuestros detalles más insignificantes
inquietantes submundos para vuestros ojos
tormenta en las neuronas que
desalienta en las noches
haciendo zozobrar las respiraciones