EN MI QUINTA NOCHE DE ESPERA

 


EN MI QUINTA NOCHE DE ESPERA

"No comiences a leer, si aún no te encuentras cansado..."



Mi nombre, el que mueve a las olas
Mi hambre, el que "ténèbre" se escribe sobre la niebla
Un traje galán en sus olvidos de infancia me cubre
¡Amemos el día entero!


Soy un sencillo hombre libre, habitando tu mundo cruel,
el de la ingeniosa parsimonia
Permaneciendo como árbol de la mañana
cargado de raíces
de flemas que vuelan en lo absurdo
de una mente
¡Tantos vuelos como destrozos!


Cuando los niños mueren
se pudre la madera de mis dedos perfumados
El sinsabor y la desgracia
de la casa hundida


Entonces


rabiaron sonidos de violín
como brumas caóticas, desplazándose
sobre su erguido y fálico mástil,
besos de amor moribundo
hundiendo cielos de noches blancas
selladas con el olor famélico de los lobos


En mi quinta noche de espera...
escuecen los ojos
De tristeza es la mirada de la soledad
¡Se ha soltado el avieso brillo!
Todo el brillo encerrado entre mis puños,
disperso sobre la binaria humedad de los albores,
rasgando ángeles y demonios de cueva
con la negra peregrinación
que se me resiste


En la quinta noche de espera
escucho a la odiada adivinanza
en sus temerosos vacíos
De mi nombre común, de su significado desconocido
surge el más esbelto nombre
de mujer
Es el dictado de todos mis espíritus; vacuos,
misteriosos,
idílicos, sensuales, pergeñados


Estoy entre sus trampas,
crepitan en las órdenes de un rey mendigo
y yo, estilizado vasallo, en cada rincón llorado,
su misterioso auxilio de tramas y palmas sempiternas

Recorriendo la atemporalidad
de la lánguida mirada
adulando al bien y al mal, al exceso y al pecado
¡Oh, sueños!


los vivo y los deformo,
no soy de su carne
Transito un lugar en el desierto
el destierro en el arco iris
alejando a este mísero mundo de carne
Me encuentro
más allá del más allá
y me recreo
en la gran distancia, en aquellos lagos de pulcritud
¿Quién sabe si allí descansan mis egos?
¿Quién sabe de mis regresos?
El desalmado tiempo cruza el rostro de las noches
y desaliñado
se ofrece
en color de olivo, en su tallo sirio
crece despacio, entre gritos y llantos
aproximando sus ramas longevas
hasta la deseada eternidad
Una hoja suya
al trasluz del alba
me recuerda mi delicada existencia,
el dolor, entre inmaculadas sombras,
el sabor de la impura muerte
El olivo me habla
como una amante desesperada
y escucho el vértigo ¡Eolo canta!
sin dejar de ser grama
de pétreo dolor
de loca victoria
de triste derrota


Escondidos en sus laberintos, de oscura similitud,
danzo al son de los grillos,
bajo su canto invisible
insinuante de su negro frío que los envuelve
tallando la cáscara de su dura piel
El viaje de la Odisea se empequeñece en mis anhelos
es un aire dormido entre figuras de extraños siglos
Tal vez, el aire de la difamación
Vidas que caen
Octubres que levanto
La señal, la señal,
¡levita la señal!
Solo los torpes y los elegidos
nacen entre las tumbas de Octubre
¿Quién si no aprende más despacio que yo?
Un simple pasajero en la voz de Octubre
Voz divagante entre las flores jadeantes
que asoma a los desaparecidos días
en las displicencias de la décima soledad,
lejana cuna de las mentes fugitivas
Creedme, fallecieron tantas palabras en su interior: bellas y proscritas,
misteriosas y ocultas,
dañinas,
enamoradas y románticas
y aquellas que se ahogan
antes de salir de una boca
también ahogada
Vislumbro en el ingenioso horizonte
el barco sin rumbo, transportando mi nieve, en círculos sofocantes
Como una trampa...
He caído en la más temprana de las luces, la noche
Apenas es una brizna Leviatán,
y el mal callejea en busca de utopías


Las preguntas y las rimas
yacen en mis entresijos de almohada
en un camino de devastación
Existía el lecho
donde descansaba el río perdido,
con sus acuáticos rodeos cansados
Y rompió el silencio,
estalla el virtual universo
Quien esté preparado para no entenderme
estará preparado para el solsticio viaje:
más que un brazo partido
y el cuerpo entre espasmos
ensombreciendo el rojo fuerte
Más fuerte que los espasmos
germina el avance


La flor
germina, camina
y maquiavélicos rayos de sol
iluminan sus pétalos ennegrecidos
como bellos labios detrás de un beso
Los animosos pendientes
embellecen el rostro
pecaminoso
de esta reina sin reino
¿Dónde su belleza?
¡Saltad a la bruma en sus desafinados límites,
junto a ella! mis hermosos dolientes
¡Escuchad la canción más larga!
entre sus sombras inquietantes
surgidas de la piel de los erizos, y de los no vivos


En mi quinta noche de espera, mi alma enmudecida...
despertó
Es la mañana el peso de la luz,
se estampa contra los sombríos rascacielos
Una ciudad ciega, semejanza del sonámbulo tic tac
del deseo
Me declaro ingrávido entre su perfume;
en sus habitaciones oscuras
sembrando las soledades pasajeras
Pero yo os canto,
sin esperar a la premura de la música
La ausencia fantasmal de un violín,
de su sinfónica muerta,
estalla colosal en mis abruptos, ¡oh mis neuronas entretejidas!,
contra mi macabro delirio
Es el Edén, insinuando los contornos del primer hombre
Nuestro tortuoso Adán
Con su mano perdida
¿Quién domina la dirección?
sus sabores ocultos, los grajeos de la voluntad,
los amores olvidados...


Las cicatrices llaman al cuerpo
islas de dolor
Y no dejan de ser simples huesos que yerguen sus pasos
sobre el idílico penacho de la tierra
sobre el sofocante temblor de las tumbas
¡Llamadme apóstata de ojos claros!
Penetrante discurso
de la ceremonia que levantó ciudades,
sus mansas calles,
sus vacíos descansos,
escritor de la cruel primera guerra y miles más
Pero me adelantaré a tus promiscuos pensamientos:
el hombre que no creó a Dios
Dios creó antes el espíritu del ser más abandonado
Su imagen
A su semejanza
Y a sus demonios, y todas sus ambiciones
Escuálidas gotas entre la inquieta negritud del pensamiento


Vuestros nombres allí se extinguieron
entre mensajes de los etéreos
El buzo en aguas pantanosas
nunca sobrevive, eso lo adivinas,
su oxígeno se pierde
entre pulmones de arena y arcilla
Adoro a sus perdedores
como pescadores ilusos,
a los caballos salvajes de mis aisladas montañas
Adoro
los años que viviré
aún en penumbra
pero es vida, vida de lunares y más lunas
Donde exista la rosa negra, irradiando toda su luz
Solo ella es la elegida para ver los peces
en la espesa espuma de la inquietud


Soy el matiz,
como mariposa sobrevolando tu cabeza
en días turbios
o en abrazados días de calor
o en el frío del sacro invierno
seamos siempre matiz, nada es seguro,
solo aquel tiempo evaporándose en la nada
El barco alejado de su vela, no avanza, no avanza,
la parálisis del espejismo
ahora en manos de las vengativas cenizas,
inmarcesibles manos de niña
blancas y violetas
zurdas y diestras
recogiendo vagabundos días sin futuro,
donde me he quemado la cara
¡Ya no descansarás sobre mi belleza!


No hace falta que se pierdan ni se escondan esos cristales asombrosos
La belleza permuta sobre ojos incontestables
Belleza o misterio
La dualidad se anclará en tus ojos
Los ciegos locos
Los locos ciegos


don dumas





Arnold Böcklin - Autorretrato con Muerte Tocando el Violín

1 comentario:

  1. Mi gran poema. Tres días de continua y loca inspiración, que no acababa, sobre la arena de Alicante. Yo habite’ el nirvana, el parnaso donde conocí a los más grandes poetas , de ardiente espíritu. Allí fluye la eternidad

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