jueves, marzo 24, 2022

MUTANÞES






Se pudre bajo luz simiente del arquitecto de las noches, 
aquella fina piel protectora del oleaje inaudito 
En la pecaminosa sonoridad de la noche, 
se pudre, bajo el mohín de redes turcas, 
 succionada por hembras silvestres, 
 al calor recóndito del argel que nadie observa
¡La sentí tan lejos, la sentí tan cerca! 
En el constricto trasluz, adorada, en el frío del rio, 
adorada, su gemir de crímenes en todos mis días, 
ofreciéndome rasgada la espera en tu mirada infiel
Tu cerco insalvable me seduce con la pasión de un verdugo, 
cual géminis viajero



<>Autor<>
José Luis Collado Novillo

domingo, marzo 20, 2022

TREINTA AÑOS





Apenas sentí la simple coma que separaba en la mirada a la esencia 
                                                         de tu presencia en los sueños
Esa mañana siniestramente erguida
Sus versiones huidizas de los cielos, del azul más impalpable
Voz hambrienta, con celiosos cantos, rizando las hierbas altas en altos vértigos
Hoy Regreso herido, apenas un sorbo de carne sostenida sobre la vigilia del aire
/Sorber como Invisibles los golpes dados por las mariposas siniestras/
Entre sus paladas mortuorias me revolotean enterrando mi físico errante
Tan solo siento el estremecedor dolor en mis sienes

¡Quiero salir de los secretos!, los introduce el apocalipsis en mi agujero sereno, 
la torpe realidad ahora viaja tan lejos que es solo imaginación
Quiero salir de la fantástica ilusión hasta ese paraíso que ya no asoma 
Una voz me avisa de que ya no existo. Tal vez, no escucho ni el silencio...
Me implora una historia que se repite en los rudos nudos del árbol, 
pero es la vida la que se clona y se clava 
como olivo imperecedero en tierra que nunca se pisa.

Entre las curvas  de un humo repiso que envuelve , que arrastra más calma que agua con su indeciso color, se arremolinan los umbrales oscuros del bien y del mal
Azotada zona de esqueléticos esplendores,
humillan como pesados collares sobre mi pecho
Tal vez me sientas rendido
Sin apariencia de hombre
Asido al escozor de una pluma con tinta ensangrentada y sudorosa
La suerte de una novela, de páginas blanquecinas,
se transformó en mi rictus, de escotada piel
Entes en su forma sin forma, invadiendo
mis sentidos con sus estrofas corpulentas
Y sus llorandos caprichosos
¡Oh! luz olvidada!¡me siento tan alejado!
Te he vuelto a ver, 
Y de todas tus caras
ninguna tan bella como aquel maldito tiempo del temor dormido
Esa mañana siniestramente erguida

A veces tiemblo contando los árboles talados que el viejo diablo me sembró 
Ya he perdido tu frío, tan tembloroso y esparcido 
sobre las estancias del búho, donde suenan  estridentes mis espejismos
/Danzo con la canción de la bella París/
No tardes ángel de masas en estirar tu mano hacia el destino de la pequeña y triste épsilon
No tardes en arribar banderas de rol que sean cristal traslúcido en la morgue de los segundos
Carcomida voluntad
Ando sobre tu aire, ganó tu calma
De tu mente invisible, el brillante arde
Mi temor en carne vencida
con sangre hendida en los pasajeros ortos

Muerda mi diablo, crueldad sin ojos, a las penumbras
Llueven golondrinas sobre un día de astuto resplandor: sus plumas negruzcas con su temible color de venganza, revolotean sin cesar, bendecida memoria
Con su adorno de juventud cargados en sus anversos picos
Devorándome entre maldecidas tierras, devorando ese río que soy entre el océano

<>Autor<>
José Luis Collado Novillo

LUGARES INCIERTOS

Nunca lloré bajo el árbol Precioso escondite donde las flores no  mienten La Belleza, la tristeza, rien en los rondos de la muerte Con el os...