Tan visible soy que apenas me verás
Donde mi panoplia construye el crisol
Viejas termas en bocas abiertas
entre el oleaje de abyectos mares
Muéstrame un momento, esa es tu plácida eternidad
El frío de dos almas
de hombres entre su luz, y acaso sus penumbras,
reabriendo entre los seres perdidos
en sus siete paisajes
la carta que te envío
Para tocar la espesa tierra, estás tú,
resueltas tus manos sobre mi erizado barro
El preludio suena, con su música abisal
¡Calma! No llores
apenas comienza a cabalgar el unicornio,
la tenebrosa pradera lo observa
¡Escúlpeme! es noche sin estrellas
Aterciopelada magnitud
robando mi figura
desenredando la alargada soga
Mi cuerpo yace sobre la hierba
dibuja un regalo al viento
Dando tu forma a mi cruel pensamiento
JLcN
Dedicado a mi pretérito ser que me ha dado eternos y placenteros momentos de poesía: don dumas
Fíjate que me parece maravilloso al completo, pero me voy a quedar con la primera frase porque es la que he sentido en más de una ocasión, esa de ser tan visible... que apenas se te ve. Como siempre, para leer una y dos y tres veces, es fantástico. :D
ResponderEliminarHola Margarita. Es un honor tu comentario. Lo que es fantástico es tu visita. Gracias
EliminarBesoss