jueves, agosto 29, 2024

Dos poemas: Los hilos de la noche / Ellos


Los hilos de la noche 

¡Quién supiera extender los hilos de mi muerte acostumbrada

ante el quebradizo aleteo de la mariposa!

En los escenarios de una vida frágil

muerden con sus mil dientes las sombras

simulan ser un hombre herido

Pero yo ya habría muerto

y mi corazón hundido bajo la quiescente piedra


Estrellas y astronauta

Veníais de los lugares huecos

de  aturdidos pasados,  de los viajes entre espigas

imaginando novelas en las estelas de la amada Tharsis

En sus siete paraisos

¡!

Desde el lugar inhóspito de vuestras expresiones hasta el viento de los recuerdos,

caísteis sobre mí,  claroscuro del abandono 


Un irascible desvelo, agitando la hierba negra

descubría las blancas tierras   

y sobre ellas, los malos días de un demonio,

escuchando sinfonías tristes a las joviales siluetas 

añiles difuminados  con la ausencia de miradas

No encontrareis armas

ni bilis

ni conciencia

desglosados los bellos tiempos del olvido


JLCollado 


Altea agosto 2024



jueves, agosto 15, 2024

Los bailes desconocidos

Palparé la melancolía de las ausencias en el milagro de los valles, palparé su hambruna con dedos de un frío ártico y ermitaño, esculpiendo el vacío a mis sentidos. Los destinos son soeces, el asombro  de un tiempo inagotable con su mármol blanco cubriendo inertes ideas que un día fueron látigos del sol y su hoy anuncia flores marchitas entre los ojales de la niebla. La noche será violeta y su dulce olor escondiendo guiños al crujir del caos y del orden de las plumas. Nada tengo que no me pertenezca, siervos amedrentando a las noches y mi visión de tus cabellos fantasmales como su propio aire, resistiéndose, a la lujuria de los sucesos, fuera un simple lloro ¡Oh! yo el árbol que roza tu destino


JLCollado 

sábado, agosto 03, 2024

Equidistancias






Más cerca que la muerte 

se encuentra el invisible lugar

No existe la equidistancia 

en las manos que eligen 

entre la lucidez de mi sangre

 o aquella paz de frio antiguo, 

árbol sediento, 

de mis ojos oprimidos

Pues yo muerdo, yo siento, 

Y observo a mis violencias,  crudas noches de resplandor

sonidos envueltos entre fúnebres  ecos errantes

esparcidas astillas de nombres sin sentido

hasta las funestas sombras de lo inconfundible


La paz no existe en los libros del poder, y al vacío rotundo de la equidistancia

aman

Vienen, y vienen

con la estulticia de mi espíritu enterrado

Oh, mientras tanto, las maravillas dormidas,

junto al oscuro lago del rey Leviatán,

y sus espinosas garras de tormenta


Ahora os espero en los jardines del pensamiento

transformando el agua en criaturas 

del bien y del mal


Acaso dormido en su total oscuridad


JLCollado 



SUCIEDAD

No se movían las ramas Paralizadas de luz              La lluvia las extrañaba Solo yo y el cordero negro El cordero negro y solo yo movíamo...