domingo, octubre 30, 2022

OTOÑOS



Elegí estos grises días, en sus tristes fríos, sus grandes nubes de sombras que embellecen mi rostro olvidado en otros rostros. Y tú dirás que no existe el otoño...que no existió lluvia mojando mis ojos

Tú que eres clamor y río, de corrientes sin final que derrotan, sobre mi piel estirada, sobre ruidos de lírica mortecina, con la fuerza del diablo, con acaloradas visiones de  inflamadas atmósferas

Me arde esta pluma, la escalera de todos mis días, por escribir a mi amada que camina entre rosales

Afloran sonidos afilados, bendecidos de ignorancia, los que no vacilan ante la forma de falsa vida
Abro la puerta de mis prisiones cuando recito los incesantes delirios,
sus esbozos entre el bullicio,  ruidos entre melancolías de sórdidas calles sin final

Yo pertenezco a las cumbres de tu desolación, inalcanzables cimas para el rey diurno
A los enredos de tus cabellos, al espectáculo sobre  tus vivas sienes

Si escribiera un poema perfecto emanado de la lucidez,
moriría, sujetando la mirada, y
rompiendo mis sentidos entre la negritud de las palabras
Ardería más tu misterioso camino que el propio  fuego de la vida
¿Por qué he de decirte que te quiero?
Si tan solo existió, bajo ensoñadas lunas, una única vida entre nuestros labios
Y ahora, huérfanos, nos recostamos sobre  profecías de carbón 
¿Por qué he de decirte que te quiero?
Si luego, ante ti me arrastraré,
se arrastran los desconsuelos, híbridos y sentenciados
He de confesarte:
en la luz de mis verdes ojos ya  nadie existe
Mis cortas manos tiemblan
Esa luz de camino bello se tambalea entre frondosos parajes de mis párpados lejanos
Son los brillos impregnados con las estampas de tu silueta
Rosas y amables, estrangulando  los colores
Nunca amé al amor, ni a sus petunias prometidas
Estirado en mi asombro, asombrado en el paisaje
los ecos del viento atravesando mi sangre
Han escapado hacia la nada
Solo dormían más allá de viajes en tus ojos
Saltaron alambradas
Endureciendo a las verdes savias escondidas de la luz verdadera
Los deseos cabalgaban, eran fuertes caballos de los amargos exilios
Nuestros cadáveres regresan a la caída del sol, y nuestras miradas imperfectas se cubren con el salitre que oscurece los infiernos
Dejaremos que baje la marea
Sus volátiles aguas azules
mostrando pasos de baile emergiendo de la oscuridad
El invisible canto en la oscuridad del sueño
Mi sueño ya se ha hecho viejo antes de que emergiera la luna peregrina de los otoños

JLcN

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