Esa ventana abierta
me hizo temblar
Se hizo oscuridad en mi ropa encogida
Enrojecida mi frente de muerte. Muerte es la señal...
Y un ojo ardiendo, el culmen de la batalla
¡Quién a los árboles sueña entre altos dibujos!
¡Quién supiera extender los hilos de la muerte
ante el precario aleteo de una mariposa!
Vómitos de vida frágil
muerden con mil dientes tus sombras
simulando ser un hombre herido
Pero yo ya habría muerto
y mi corazón se hunde platónico en la piedra
¡Quién a los árboles sueña entre altos dibujos!
Afirmado soy en su figura estremecida
cuando soplado es el último viento
ocaso de mi aliento, de extinguido exilio
Sobre agua rotunda flotarían los pechos de la amante gloriosa,
Sobre agua rotunda flotarían los pechos de la amante gloriosa,
de lujuria su tiempo hecho,
radiante abedul abandonado entre la suma oscuridad
de tristeza en bosque apilado;
¡ansiedad, ansiedad, déjame amarte,
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